RE: Hola, tanto tiempo
Era la primera vez que leía su nombre después de nueve años. Otra vez, mediante una pantalla.
Intrusivamente, en el medio del día, los recuerdos asaltaron a Natalí. Deslizó la notificación de ese correo electrónico y retomó la conversación que estaba sosteniendo con una compañera del trabajo.
En un descanso, aprovechó gran parte de sus 15 minutos para releer y releer el mail. No salió del baño, se quedó en el recibidor apoyada de espaldas al espejo del lavamanos. Era un correo simple, pero con muchas preguntas. «Hola», «cómo estás tanto tiempo», «qué fue de tu vida». Como si el interlocutor fuese tan solo un ex-compañero curioso del secundario, aburrido, una tarde en la que abrió su portátil en el comedor para escribirle a una amiga que hace mucho que no ve, con la que no había un nivel profundo de intimidad; todo mientras tomaba unos mates a las cuatro de la tarde con el televisor de fondo.
Pero no.
No era ni un ex-compañero del secundario, sí había un nivel profundo de intimidad y definitivamente no tomaba mates. Preguntas de ese estilo tras nueve años sin contacto tienen su efecto.
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