Published a story

Aprendiendo a conducir con mi amigo el instructor


Decidí tomar clases de manejo porque mi familia prefirió derivarme a una escuela de conductores antes que enseñarme en el medio del campo. Primero me pareció innecesario, pero terminé valorando la paciencia y didáctica del instructor —cuestiones que probablemente mis allegados no tenían.

El instructor salió por una puertita luego de que terminé de agendar el curso completo con el secretario. Me saludó con un gesto, se presentó y me señaló el camino hacia la puerta. Era la típica persona que calificamos con cara de bueno; declaración controversial porque la mitad de su rostro estuvo siempre cubierto por un barbijo. De todas formas, transmitía esa sensación amigable de confort.

Entramos al auto con doble comando estacionado en la puerta del negocio.

Bueno, me dice, sabes algo ya de manejo… ¿o arrancamos de cero?

continuar leyendo en: https://romigoletto.com/aprendiendo-a-conducir-con-mi-amigo-el-instructor/